Sirva esta pequeña frase que tomamos prestada de una vieja canción para definir la situación global del CAAC de Barcelona después de este 2011. Igual, o peor según como se mire. Porque este año que acaba de finalizar comenzó con grandes expectativas: las obras de reforma, una nueva directora, un nuevo coordinador del voluntariado, un nuevo proyecto... ¿"Nuevo"? Pues por desgracia no demasiado.
Las nuevas jaulas presentan graves deficiencias estructurales, son pequeñas, poco sólidas, húmedas, frias, las personas (tanto trabajadores como voluntarios, que los hay) que en su momento han demostrado poca sensibilidad hacia el bienestar de los animales persisten en su actitud y la dirección no ha movido ni un dedo por rectificar esas conductas (ni piensa hacerlo). Se sigue limpiando a base de manguerazos y la lucha por conseguir que ya que la calefacción no funciona correctamente por lo menos se les ponga mantas a los animales alcanza cotas surrealistas (algún trabajador al que sencillamente no le da la gana ponerlas boicotea el buen hacer de las trabajadoras y trabajadores que sí se preocupan por ello).
Y sí, como hemos comentado, la "calefacción" sigue siendo un misterio, por parte de Medi Ambient se juró y perjuró en su momento que funcionaría, y la realidad es bien distinta. Largo tiempo ha estado parada debido a graves problemas de funcionamiento, se han tenido que hacer nuevas reparaciones, se han tenido que levantar los suelos de algunas jaulas (con desplazamientos de animales a Vic de nuevo), ahora parece que funciona, pero de aquella manera: en algunas jaulas se nota un poquito, en otras nada. Resulta difícil notar si la calefacción está encendida o no, la temperatura que proporciona es poco apreciable. De hecho, si funcionase cada dos días debería pararse y limpiarse todas las salidas de humo, ya que se obstruye debido a los residuos que deja la biomasa.
Las obras han sido una chapuza de principio a fin, de hecho son interminables: constantemente deben re-reformarse las reformas, y deben ponerse parches a los errores, cosa que no hubiera sido necesaria de haber hecho las cosas correctamente desde un primer momento.
Se sigue sin valorar ni tener en cuenta al voluntariado, que sigue siendo considerado como una molestia y un elemento extraño por parte de la dirección del centro. Ni se le da formación de ningún tipo, ni se abonan las licencias para pasear PPP que los voluntarios pagan de sus bolsillos, ni se ofrece ningún tipo de información sobre los animales, las novedades del centro ni las adopciones realizadas, ni se tiene en cuenta ni la opinión ni las propuestas del voluntariado... todos estos derechos están recogidos en la Carta del Voluntariat aprobada por el Parlament de Catalunya en la resolución 98/V del 26 de mayo de 1996, y son vulnerados constantemente por la actual dirección del CAAC.
En fechas recientes, sin dar aviso a nadie (ni voluntariado ni personal del centro, lo cual resulta más desconcertante todavía) la directora del centro ha decidido desplazar 8 perros a la "Residencia Canina Rabassada / Juanes-Quílez" (centro que no cuenta ni con veterinario propio y que ofrece garantías dudosas), centro que obviamente no puede visitar el voluntariado por lo que los animales no saldrán de sus jaulas durante toda su estancia, y sin dar ningún tipo de explicación pública ni fecha prevista de regreso de los animales.
Lo peor de todo este cúmulo de despropósitos (que por ser el primer día del año dejaremos aquí de momento, ya que se avecinan 365 día muy movidos y habrá tiempo de sobras para abordar con detalle todos los graves problemas del centro de acogida de Collserola) es que los que acaban pagando muy seriamente las consecuencias son los ANIMALES, los verdaderos protagonistas y auténticas víctimas de la incompetencia, insensibilidad y mala gestión.
Si hubiera que resumir este 2011 en el CAAC en un sola palabra, sería
DECEPCIÓN