domingo, 18 de octubre de 2009

Uno que ha podido salvarse de la cárcel... (tocamos madera)


Lo que son las casualidades, hace poco le habíamos dedicado un post...

Con eso de que los perros en el CAAC por no tener no tienen ni nombre, cada cuál lo llamaba de la manera que su imaginación (con mayor o menor gracia) le dictaba. Dejémoslo en que era el perro que estaba en la jaula 59, y que afortunadamente ha encontrado un destino mejor gracias a una simpática pareja.
Nuestros mejores deseos a los afortunados dueños (se llevan un magnífico amigo), y al compañero de cuatro patas, solo decirle: te echaremos muchísimo de menos, pero por favor, no queremos verte nunca más por aquí.
¡Te queremos!
(Y nuestros mejores deseos a todos los adoptantes y a los perros y gatos que por fin encuentran un hogar lejos de este "campo de concentración").
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La "cruz" de las adopciones: lo ideal es que el número de adopciones aumente. Pero el problema es que en demasiadas ocasiones algunas "adopciones domingueras" obedecen más a un impulso o capricho repentino que a una decisión razonada y meditada, por lo que esa adopción express acaba convirtiéndose en una rápida devolución, sumando otra terrible experiencia más de abandono al ya de por sí largo historial de maltrato a los animales.