jueves, 29 de abril de 2010

Algo huele muy mal en el CAAC

En el CAAC de Barcelona pasan cosas bastante extrañas. Como por ejemplo, que la Guardia Urbana multe a los/as voluntarios/as que pasean a perros presuntamente GPP (sobre eso podríamos debatir ampliamente, ya que nos encontramos que perros que una semana son "potencialmente peligrosos" a la siguiente no, y viceversa). Hasta la fecha y que sepamos, tres voluntari@s han sido multd@s con 600€. Sí, nada más y nada menos que seiscientos euros, por pasear durante 20 minutos (no hay tiempo para más), por un solitario camino de la montaña a un animal que lleva 23h 40 minutos encerrado, y teniendo en cuenta que los pocos bozales (cuando los hay) que ofrece el CAAC son totalmente indadecuados y defectuosos (no permiten respirar con facilidad).¿No es una multa un tanto desproporcionada?
Tampoco pretendemos negar la existencia de unas normas y una legislación, simplemente nos choca la diferencia de rasero que aplica la administración a los infractores. Aquellas personas que en estado de embriaguez y suponiendo un peligro real y notorio para el resto de los ciudadanos (ahí están las cifras de muertos en carretera) son multadas, tienen la posibilidad de conmutar las multas por horas de trabajo social en la perrera municipal. En cambio, a los voluntarios multados se les niega explícitamente la posibilidad de conmutar la multa por trabajos sociales, tal como consta en la respuesta al primer recurso interpuesto (porque obviamente las multas se pueden y deben recurrir).

Extraña manera tiene el Ajuntament de Barcelona, que se autoproclama ecosocialista, progresista, animalista y no-se-sabe-que-más-ista de apoyar la valiosa labor del voluntariado. Porque no acaba ahí la cosa: ahora también la Guardia Urbana, que parece que no tiene nada mejor que hacer que patrullar por un Parque Natural en lugar de perseguir infractores (que los hay y muchos, por ejemplo esos dueños de perros GPP que sí los llevan por la calle, en sitios concurridos y sin bozal con total impunidad) por las calles de la ciudad, también multa a los voluntarios que no recogen las diarreas de los animales. La primera víctima: un voluntario, al que le han impuesto una multa de 120€.
¿Necesita el alcalde más dinero para pagar su campaña electoral? Curiosa forma tienen algunos de proteger y servir a los ciudadanos.