sábado, 28 de noviembre de 2009

El acceso virtual al CAAC: ¿un catálogo digno?


Después de meses buscando, anonadados de que no existiera algo similar, hemos encontrado una especie de catálogo para hacer públicos los animales en vías de adopción. Una iniciativa desde la página de la Diputación. Con esfuerzos particulares muy estimables de personas valiosísimas, pero con escasa o nula incidencia. Las fotos son desfortunadas, además no están complemtamente actualizadas, la búsqueda es poco intuitiva y se ha convertido en una odisea localizarlo. Para muchos de los voluntarios, amigos y barceloneses la existencia de este mínimo espacio del CAAC es una sorpresa. De hecho no sabemos desde cuando existe pero en tres meses, unos particulares con un blog, hemos superado 12 veces las referencias que tiene tal catálogo de la Diputación barcelonesa. Las mascotas del CAAC están ubicadas a espaldas de los ciudadanos. Los barceloneses no tienen fácil saber, subir, enamorarse y ser felices gracias a las mascotas de la perrera.
La adopción de un can o de un minino no debe ser un impulso, debe ser fruto de un deseo responsable contínuo y consensuado. Pero es muy importante que las mascotas dejen de estar inasequibles a los ciudadanos por culpa de la desidia y la falta de compromiso en la gestión.
El poco cuidado técnico de la página. Su difícil acceso y lo que revelan las fotos es desalentador.
La falta de calidad y acceso de dicho catálogo abona la teoría de que un acercamiento adecuado entre mascotas y ciudadanos mejoraría en mucho la calidad de vida de ambos. La ciudad de Barcelona es capaz de absorber el número de mascotas que están disponibles en el CAAC. Los perros y gatos del CAAC.
Las fotos expuestas, claro que no son de estudio, pero es que además revelan el pésimo estado de las instalaciones. Y el malestar de los animales. Cuesta entender como los responsables de la Diputación y del Ayuntamiento no consulten sus propios medios y los mejoren.

http://diba.qvet.net/default.asp

Además hay otras iniciativas:
Una página en facebook desarrollada por una voluntaria : CAAC BARCELONA y la de una asociación de voluntarios.
E. C. colabora con conocimiento y fotos para que la información sea actual y útil. Se agradecen éstas iniciativas y otras que favorecen la adopción. Menos mal....


En la foto adjunta mostramos un sencillo catálogo que tendría que existir en la entrada administrativa del CAAC . Para que las personas interesadas supieran que perros están disponibles o no, si hay alguno que se ajusta a su deseo. Actualmente suben y eligen perros no disponibles y estresan a los perros, voluntarios y trabajadores con una visita frustrada. No cuesta tanto, es un mínimo económicamente viable. Sería un buen ejemplo de buena voluntad.

El Apoyo de Jesús Mosterín


El filósofo, catedrático de la UB, profesor del CSIC, prolífico escritor y animalista Jesús Mosterín nos da su apoyo en la preocupación por el bienestar de los animales en general y de los del CAAC en concreto:

"Los perros son los animales no-humanos con los que tenemos la relación más antigua y más profunda. Fueron domesticados por nuestros ancestros del Paleolítico, mucho antes que los demás animales de trabajo, ganadería o compañía. Son los que mejor entendemos y con los que más fácilmente nos comunicamos.
Recoger o adoptar un perro es como adoptar un hijo: requiere mucho compromiso personal, afectivo e incluso económico por parte de quien lo realiza. El perro es un lobo hecho para andar y sufre con el confinamiento en un apartamento. Desde luego, no hay que confinarlo a una jaula o una celda reducida. Nunca hay que atarlo y hay que sacarlo con frecuencia a pasear. Al perro hay que cuidarlo, hay ocuparse de él si uno sale de viaje, y llevarlo al veterinario si está enfermo. Los perros también tienen su personalidad. Quieren jugar, son zalameros, engañan, seducen. Con el perro hay que tratar y jugar, pues es muy sociable y necesita el contacto. También hay que dejarle que interactúe con otros perros. Con el perro, finalmente, hay que hablar y comunicarse, nosotros con la boca y él con el rabo.
La ciudad es un medio hostil para los perros, aunque siempre ayuda la presencia de parques y de árboles. La única excepción que conozco es San Pedro de Atacama (en Chile), donde todos los perros andan sueltos por las calles y solo regresan a sus hogares al anochecer. Los vecinos conocen a cada perro por su nombre y comentan interesados sus aventuras y culebrones. Ojalá que otras ciudades, incluida Barcelona, sepan ofrecer un entorno aceptable a sus habitantes caninos, contribuyendo asía a la armonía y felicidad de todos. En este contexto hay que subrayar y aplaudir la abnegada tarea de los voluntarios que con su tiempo, su esfuerzo desinteresado y su cariño contribuyen a paliar el triste destino de los perros recogidos en el CAAC."
Jesús Mosterín, 28-11-2009

La pequeña historia de la muerte de un perro

01/04/08
....En las sociedades más atrasadas -incluyendo hasta hace muy poco (... Muy optimista) la nuestra: recuerden los galgos colgados, publicados todavía en el año 2000- dar muerte a un animal doméstico es un acto impune, venido del sentimiento medieval del derecho del hombre a matar, que tan bien estudia Fossier. Pero cuando las sociedades avanzan un poco, la cosa se repele y se legisla: aquí, gracias a la reforma del código penal de octubre de 2004, a "artista" y "galerista" les hubieran caído de tres meses a un año de cárcel por maltrato y por espectáculo del maltrato.
Los animales son una piedra de toque de la sensibilidad, y yo creo que por eso son noticia tan pocas veces. Porque da como miedo asomarse a esa sima próxima y desconocida del dolor animal, ese dolor más intransferible y solo que ninguno. Es que la naturaleza no es ninguna clase de moral, ni de solidaridad, ni de buenos sentimientos. Todo eso es cosa de la cultura, que ha ido ampliando las limitaciones al daño, empezando por los semejantes, y ensanchando el ámbito de la semejanza a los menos parecidos. Yo no soy vegetariana, pero añoro ese futuro que auguraba el padre de Borges cuando le decía: mira bien los desfiles militares y las carnicerías, porque cuando seas mayor ya no habrá.
Pero los animales son también los emisarios. Chivos o perros, desde el ritual público o desde el acto individual, el animal castigado está siempre en lugar de. Sí, en lugar de otro hombre. O de otra mujer, o de otro niño. Desde el principio: cuando el ángel detiene el brazo de Abraham, en lugar de a Isaac, sacrificará un cordero. Artemisa dejará una cierva en la pira sacrificial donde comienza a arder Ifigenia (ya saben, la promesa de Agamenón, su padre, pensando en su perro...), y así. La leyenda árabe aconseja al marido que estrangule un gato en la noche de bodas, para que su novia sepa a qué atenerse... En España no es raro que los maltratadores de animales denunciados, lo sean también de su mujer y de sus hijos. Vean las sentencias. Y que, muchas veces, maten al perro, o al gato, como ejemplo. Como aviso.
Es que tratamos de salir de una cultura del maltrato, de ese atavismo medieval que siente como normal la potestad de matar, el dejar bien claro que se puede matar y que se mata. Aunque no se mate. Sobre todo cuando sí se mata. ¿Y hablo de un animal, me dirán mis amigas feministas, cuando en una sola jornada negra han caído cuatro mujeres a manos de sus maridos o exmaridos? ¿Cuándo llevamos más de veinte en lo que va de año? Pues sí. ¿Es que no os dais cuenta de que son dos caras del mismo mal?
Salir de la prepotente cultura del maltrato nos va a exigir fórmulas muy imaginativas, porque la existencia y la dotación de la ley -que es indispensable- no parece suficiente. Tenemos que hacer algo con las conciencias, en la educación y también más allá de la educación, porque es urgente y los niños se toman su tiempo para crecer. Aunque la educación para la ciudadanía, tan absolutamente indispensable como la ley, tuviera efectos adultos al cien por cien, cinco años son más de quinientas mujeres muertas, diez años son muchas más de mil. A mí me importan esas vidas, sin hablar de los calvarios que están sufriendo desde ya.
Yo era de las que creían que el arte, y en general las manifestaciones de la creatividad y la sabiduría humanas, tenían un papel, todo lo oblicuo y lo ambiguo que ustedes quieran, pero un papel, en estas cosas. En la humanización de la gente. En su escape de lo natural, de la naturaleza horrible.

Rosa Pereda es escritora y periodista.

Felicidades por el III Congreso derechos animales










A veces, la constatación día tras día de la violación sistemática de los derechos de los animales por parte de la Administración mina la fe en la Justicia.

Las instituciones legisladoras (en forma de ordenanzas municipales) y gestoras (responsables de equipamientos) se pasan por el forro de las togas y las bandas de ilustrísimos, lo mismo que ellos proclaman. Los votos son entendidos, por algunos, como la firma de un cheque en blanco para unas actuaciones u omisiones que repugnarían a sus votantes. La opacidad, el cultivo reiterado de la ignorancia y el desprecio por lo que se aleje de su ombligo, permiten que los años pasen sin abordar las responsabilidades morales y los compromisos como seres humanos y como políticos. Negligencias de personas que no han comprendido que están al servicio del pueblo, no de sus egos.
Gracias a la Comisión por los derechos de los animales del Ilustre Colegio de Abogados de Barcelona, la recuperación de la fe en la Justicia nos viene de la mano de abogados, jueces, fiscales, profesores y de un tecnócrata europeo. Cuando aún hay que alabar una posible transición de los animales desde su consideración de bien mueble a sujeto de derecho, sobretodo se asume, que está todo por hacer.
Indemnizaciones, pleitos, litigios, denuncias, penas y sentencias siempre giran en torno a las personas. Los animales son meras excusas de perjuicio o de cese de lucro según una apreciación económica. Los perros y gatos del CAAC, sin voto ni dueño, no son protagonistas de los juzgados porque carecen de propietario y de una tasación honesta. El abandono resta valor al perro aunque sus cualidades intrínsecas sean incalculables.
Del III Congreso de los Derechos de los Animales, los políticos salen con la cola entre las piernas -aunque vuelve a levantarse acordándose de la nómina a cambio de palabrería-. Quienes pueden seguir el rastro del éxito son los valientes juristas que conocen y promueven leyes que regulan derechos naturales aunque carentes de tradición. Una concepción postindustrial de la realidad deja atrás viejas prácticas primitivas recuperando el valor de la animalidad como factor humanizante y por supuesto en creciente dignificación. Lástima que al Congreso acudieran sólo los convencidos oyentes, y los convincentes expositores, y no aquellas personas que se burlan de los animalistas o que sólo buscan su voto en tiempos de elecciones.
Felicidades a la organización y a la mayoría de ponentes, algunos de ellos especialmente geniales.