viernes, 4 de marzo de 2011

A buenas horas, perros verdes

Dejando de lado el ji-ji ja-ja, la hilaridad y los comentarios jocosos que el fenómeno de los perros verdes del CAAC suscita, hablemos en serio por un momento. Desde 2004 la promesa de una nueva perrera que se iba a construir en fechas cercanas fue la excusa perfecta para no hacer ninguna mejora en las deterioradas instalaciones de Collserola.
A finales de 2010 la realidad se acabó imponiendo y comenzaron unas obras de reforma que se muestran más necesarias que nunca. El futuro de la perrera nueva en Montjuïc no parece muy claro: estamos en marzo, en mayo habrán elecciones municipales y los partidos harán uso de todos los elementos a su alcance para "hacerse la puñeta" electoralmente, y desgraciadamente la construcción de una nueva perrera se ha convertido con demasiada frecuencia en arma arrojadiza entre partidos en plenos y comissions, olvidando por el camino la verdadera importancia de que una ciudad como Barcelona tenga alojados a sus animales abandonados en unas instalaciones que no provoquen vergüenza propia y ajena. Dejando de lado si esa perrera se construirá finalmente en Montjuïc o no (nuestra bola de cristal que tan buenos resultados nos ha dado en otras ocasiones se cortocircuita al preguntarle sobre ello, así que de momento solo podemos imaginar que la cosa tiene muy mala pinta ya que aunque se haya aprobado el proyecto de Forgas Arquitectes, el "Pla d'Usos de la Muntanya de Montjuïc" no y por tanto no se puede construir), las obras de reforma siguen adelante en Collserola.


Y en vista de que hay altas probabilidades de que no haya nuevo centro de acogida hasta dentro de unos cuantos años (ya no nos aventuramos a decir cuántos), son doblemente preocupantes los graves errores que se están cometiendo en la ejecución. Porque una cosa era hacer unos "apaños" provisionales para ir aguantando como se pudiera hasta que se hiciera el nuevo centro, y otra cosa es contemplar ahora que estas reformas deberán aguantar años y años, cosa que parece poco creíble ya que por ejemplo algunos cierres de las puertas ya empezaron a fallar a los pocos días de ser instalados, y el desnivel del suelo mal ejecutado en un principio se solucionó añadiendo un "parche" encima, que no secó bien y dio como resultado que los animales y personas quedasen teñidos de verde durante días y días.
Como decía una antigua campaña institucional, "la feina mal feta no té futur", esperemos que el año que viene no haya que hacer nuevas reformas sobre las reformas cuando éstas se caigan a trozos...