domingo, 20 de septiembre de 2009

Lo que reconocía Mayol en 2004 (y otros...)

RAMON SUÑÉ BARCELONA La Vanguardia 13/07/2004

El Ayuntamiento ampliará el Centre d'Acollida d'Animals de Companyia (CAAC) de la Arrabassada con la construcción de una o dos nuevas perreras que, muy probablemente, se ubicarán en algún municipio del entorno de Barcelona. La presidenta de la Agència de Salut Pública (ASP), Imma Mayol, anunció ayer esta intención en una rueda de prensa en la que garantizó que el Ayuntamiento, que a partir del día 25 volverá a hacerse cargo de la perrera de Collserola, “en ningún caso aplicará la eutanasia a los animales abandonados”.
La tercera teniente de alcalde no precisó dónde se construirán las nuevas instalaciones del CAAC, pero desde hace tiempo la ASP está buscando emplazamientos que, casi con toda seguridad, quedarán fuera del término municipal de Barcelona, en el que resulta prácticamente imposible encontrar un espacio adecuado para albergar un refugio de animales abandonados.
Mayol no quiso dar ningún detalle para no obstaculizar las negociaciones con otras instituciones del ámbito metropolitano, entre ellas Un Ayuntamiento y un consejo comarcal.
No obstante, diversas fuentes ajenas al equipo de gobierno apuntaron que, al margen de que
puedan remodelarse las actuales instalaciones del CAAC y encontrarse una o más localizaciones para futuros refugios, la mayor parte de los animales que hoy viven en condiciones de saturación en el kilómetro 3,8 de la carretera de la Arrabassada podrían ser trasladados, con toda seguridad no antes de año y medio, a un amplio espacio situado también en Collserola, cerca de la actual perrera.
La zona de Can Puig, que acoge una residencia de recuperación de toxicómanos –atención a la tendencia cada vez más extendida de combinar el trato con animales con fines terapéuticos–, es una de las posibilidades que se barajan, pero que, en cualquier caso, sólo se concretará si las partes afectadas, en especial el Ayuntamiento de Sant Cugat, están de acuerdo. Otro problema
añadido es la inversión necesaria para dignificar los refugios, máxime cuando algunos responsables municipales siguen viendo los derechos de los animales como una cuestión de segundo o tercer orden.
Mayol reconoció que el centro de acogida es hoy insuficiente. Con capacidad para apenas un centenar de animales, en el CAAC hay más de 200 perros y otros tantos gatos.
Mayol atribuyó esa saturación al incremento de abandonos –un 38% más en el 2003– causado por el efecto llamada que siguió a la decisión municipal de no matar a los animales recogidos. Luis Luque, presidente de la Fundación Altarriba, coincide en que el espacio es insuficiente y obsoleto. “Ni siquiera hay patios para que los perros paseen ni un sitio adecuado para las cuarentenas”, dice el responsable de la entidad que este mes dejará de gestionar la perrera.
Luque firmó la pasada semana un comunicado con Guix dando cuenta de la decisión del Ayuntamiento de no renovar el contrato con Altarriba. Ayer, sorprendido ante la iniciativa de Mayol de convocar una rueda de prensa, confirmó la información dada por la tercera
teniente de alcalde en el sentido de que el día 1 envió una carta al alcalde Joan Clos comunicándole que la fundación no podía seguir haciéndose cargo del CAAC. Alegaba
tres razones: instalaciones precarias, recursos limitados y enfrentamiento con Pauvic, empresa encargada del servicio veterinario.
Imma Mayol explicó que Pauvic criticaba a Altarriba por “no aislar suficientemente a los animales con infecciones contagiosas, con el riesgo de extender epidemias”. Luis
Luque dio una explicación bien distinta: “Hemos gastado mucho dinero derivando animales a otros veterinarios porque no confiábamos en los del CAAC”. En su opinión, el reciente sacrificio de varios perros –según Pauvic estaban aquejados de moquillo y según Luque no padecían
esta enfermedad– fue el detonante de la ruptura.
Mayol elogió a Altarriba (el número de adopciones se ha doblado) y criticó a la oposición por “apuntarse a un bombardeo” para sacar rendimiento mediático al asunto. No obstante, Alberto Fernández volvió a la carga advirtiendo al gobierno local que “es muy fácil declararse antitaurino y muy difícil tener una perrera en condiciones”.

El 22/07/04 en las Cartas de los lectores del mismo periódico se publicó:

Nos indigna la decisión del Ayuntamiento de Barcelona de no renovar a la fundación Altarriba la gestión del CAAC. No entendemos que manifieste satisfacción por su gestión, pero que decida no sólo no renovar con ésta, sino además asumir de nuevo la gestión del centro.
Su anterior labor se basaba en la despreocupación total por los animales, a los que sacrificaba si, pasados unos días, nadie los reclamaba. Un centro de acogida de animales necesita ser gestionado por entidades protectoras y personal veterinario profesional y vocacional, y no por funcionariado. Son seres vivos que no están allí por gusto, sino por la falta de ética y principios de los desalmados que los abandonan y a los que el Ayuntamiento no impone castigo alguno ni, de hacerlo, exige cumplirlo.
Nos alarma que a partir del 26 de julio prohíba el acceso a los muchos voluntarios que, de manera altruista y por amor a los animales, han colaborado con Altarriba para pasear, limpiar y dar cariño a esos animales. Esta prohibición junto con la construcción de un muro alrededor de las instalaciones del CAAC no dejan lugar a dudas acerca de los terribles planes del Ayuntamiento, para los que no quiere testigos. Por todo ello y, sobre todo, porque la gestión de Altarriba ha sido un éxito tanto en la mejora de vida de los animales como en el incremento de sus adopciones –80%–, exigimos al Ayuntamiento que reconsidere su desacertada decisión y que deje a Altarriba continuar, al menos mientras se construye el nuevo centro anunciado, y que entonces convoque a concurso la gestión del CAAC para los próximos años entre protectoras de animales.
Esperamos que el Ayuntamiento haga gala de sentido común, sensibilidad y de ese civismo
que tanto promulga.
MIREYA VERA MOLINA y 142 firmas más


A todo ésto hay que añadir que Altarriba también renunció a la gestión y que algunos voluntarios pueden testimoniar que la responsabilidad del CAAC "les vino grande" y los animales tampoco estaban felices por que eran demasiados. Parece que no hubo ningún "plan terrible" que expulsara a los voluntarios y que el muro puede ser una protección a los internos frente a ataques peores que los de la reclusión y el frio. Los funcionarios siguen en sus puestos fumando, charlando, tomando algo y aburridos mientras canes (por desgracia no todos) y voluntarios van abandonando.

La tercera vez que se determina un lugar y un plazo

ADN. Noticia acuerdo nueva perrera: PSC, ICV y ERC pactan ubicarla junto al cementerio
La zona elegida no tiene viviendas cerca pero es zona verde y habrá que recalificarla
Luis Tusell 16/09/09 Barcelona
De Collserola a Montjuïc. Este es el giro que da el proyecto de la nueva perrera municipal, que tras años de desencuentros, finalmente se instalará en la montaña olímpica.
La concejal Imma Mayol ha logrado de Jordi Portabella (ERC) el apoyo necesario para tirar adelante la instalación. Un Portabella que dejó a la ecosocialista en la estacada en primavera al cambiar de opinión y rechazar el emplazamiento del Parc de l'Oreneta (Sarrià), sumándose a la oposición de CiU, PP y vecinos de la zona.
El lugar elegido ahora aleja los fantasmas de la contestación vecinal porque las viviendas más cercanas están a 900 metros. Además, CiU y PP lo apoyan. Se trata de un espacio de 1,8 hectáreas calificada de zona verde y que en la actualidad servía de vivero para árboles pendientes de trasplantar. Por tanto, se deberá recalificar el terreno y compensar a la ciudad con otra zona verde, que será "preferentemente en Montjuïc", explicó ayer Mayol.
La necesidad de recalificar el terreno retrasará el inicio de las obras hasta 2011, año en que finaliza el actual mandato municipal, y no se prevé acabarlas hasta 2013. Eso sí, se mantiene la capacidad que se prevía en la anterior ubicación -más de 200 animales-y las medidas técnicas medioambientales previstas, como la insonorización y el respeto por el entorno.
LA PERRERA ACTUAL ACUMULA 284 ANIMALES
El nuevo Centre d'Acollida d'Animals de Companyia debe sustituir al actual, situado en Collserola, saturado y deteriorado. A 31 de agosto había 158 perros (el Consistorio cifra la capacidad máxima en 180) y 126 gatos (límite de 100). Es decir, 284 animales en total.
Estas cifras son algo más bajas que hace un año, pero el problema es que las adopciones también han bajado aproximadamente a la mitad. Lluís Civil era hasta hace poco coordinador de los voluntarios del Centre y lamenta que en los últimos años no se haya hecho "ni una mejora" en las jaulas de los perros. Civil asegura "no creerse nada" de la futura ubicación porque ya se anunciaron previamente otras dos.
CRONOLOGÍA
2006. Santa Perpètua
La Generalitat y los ayuntamientos de Barcelona y Santa Perpètua de Mogoda pactan ubicar el Centre d'Acollida d'Animals de Companyia en esta última población. El cambio de alcalde en Santa Perpètua lo impide y se opta por buscar sitio en Barcelona.
2008. Parc de l'Oreneta
En octubre Mayol anuncia que el Parc de l'Oreneta es el lugar elegido entre otras 13 opciones para situar la perrera. Pero necesita el apoyo de al menos un grupo de la oposición.
2009. Sin perrera
CiU, ERC y PP rechazaron la ubicación de la perrera en la comisión de Medi Ambient de marzo, yel proyecto murió. La presión de vecinos y del colegio Aula, a escasos metros del lugar elegido, surgió efecto.

La imagen pertenece al ZOna Sec nº73 en el que se hace público el desacuerdo del CEM (Centre d'estudis de Montjuïc) con el equipamiento sugerido.
En la edición del día 19/09/09 de El Periódico de Catalunya Carlos Márquez Daniel expone el disgusto de los vecinos del nuevo emplazamiento sobre el plan. De nuevo la Sra. Mayol se muestra incoherente con la voluntad de diálogo prometido. Preocupa que tampoco en ésta Tercera oportunidad haga realidad lo Pactado.

Las estufas que no calientan

Las estufas son para deshacer las placas de hielo que suelen formarse por las condiciones climáticas habituales en el Invierno de Collserola. Se encienden junto a la valla para que los humanos puedan pasar (trabajadores y voluntarios principalmente) no calientan a los animales. ¿Cómo podrían hacerlo? Calculad la distancia entre ellos y la fuente de calor, además de considerar la tendencia natural del calor a subir.
Tampoco cuentan con mantas ni otros elementos calefactores.
( foto publicada por el País el 30-3-2009) Junto el magnífico artículo de TEJEDERAS

Artículo íntegro aparecido en EL PAIS (30/3/09)

Barcelona gasta al año 1,2 millones en la actual perrera de Collserola
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ÀNGELS PIÑOL - Barcelona - 30/03/2009
Barcelona gasta anualmente 1,2 millones de euros en las instalaciones de la perrera, enclavada en una zona umbría y donde hace tanto frío que en invierno el agua de los animales a veces se congela. Los perros y gatos abandonados seguirán teniendo por mucho tiempo esa tétrica casa, en la falda de Collserola, por encima del velódromo de Horta, después de que los partidos de la oposición (CiU y PP) y el socio esporádico del bipartito (ERC) tumbaran el proyecto de construir un nuevo complejo, inspirado en el de Amsterdam, junto al parque de la Oreneta, presupuestado en nueve millones de euros. La instalación depende de la Agencia de Salud Pública, participada por el Ayuntamiento y la Generalitat.
Las instalaciones no se mejoran desde 2003 por el prometido traslado Imma Mayol, teniente de alcalde y responsable de la política de Medio Ambiente, advirtió que la actual perrera, que data de la década de 1970, tiene sus limitaciones y que será difícil aplicar mejoras por mucho que las entidades animalistas las consideren urgentes. "Es un problema estructural. Fue concebida como una cárcel y es lo que hay", corrobora ahora resignado el coordinador de la perrera Alejo García, en alusión a que el centro nació para ser una especie de corredor de la muerte y no como lo que es hoy, un centro de acogida de animales de compañía (CAAC). Según una decisión municipal de 1997 y en aplicación de la Ley de Protección de Animales (2003), en Barcelona no se sacrifican perros y gatos. La semana pasada albergaba un centenar de canes y tenía gran cantidad de jaulas vacías. Hoy no bajan de los 170.
García admite su decepción por el freno a la nueva perrera, frustrada por estar junto al colegio Aula y por su alto presupuesto (las razones de CiU y PP) y por estar en la zona de transición de Collserola (la de ERC). "Llevamos muchos años de retraso", se lamenta García, que reconoce que la zona destinada al área quirúrgica merecería mejoras. Desde 2003, no se invierte, ni siquiera en una mano de pintura, en virtud de esa mudanza que nunca llega.
Por el contrario, Madrid, que de momento sí sacrifica a sus animales, gastó 11 millones en la perrera de Cuatro Vientos, inaugurada hace tres años. Los perros y los gatos disfrutan de calefacción y estos últimos, hasta de aire acondicionado. Barcelona se destina a cada animal, entre manutención y cuidados veterinarios -puesto que todos son esterilizados- 14 euros diarios.
Con 17 empleados, la perrera está dividida en tres partes: la primera, la más antigua, está formada por un área con habitáculos desconchados; hay otro sector más moderno con jaulas cubiertas con un techo para aminorar el eco de los ladridos que rebotaban en la sierra y donde se alojan la mayoría de los animales y la última está compuesta por gateras. Todos los días del mundo, una decena de voluntarios pasean a los perros. El trajín es frenético porque hay muchos animales que esperan turno. Incómodos, muy pocos voluntarios quieren hablar, pero algunos se quejan de que los animales viven en jaulas de cuatro metros cuadrados y que son limpiadas, pese al frío, con los animales dentro.
"Si quiero limpiar para desinfectar y tengo que hacerlo varias veces al día, ¿cómo lo hago? ¿Dónde dejo a los perros?", alegaba el jueves un empleado manguera en mano. Frente a las quejas, Salud Pública recuerda que pocas perreras fomentan las adopciones, la existencia de voluntarios y la política de no sacrificar a los animales. Pero las entidades tienen otros datos: la Liga Protectora de Animales y Plantas, situada bajo el Tibidabo, trabaja con unos 250.000 euros al año, menos de una cuarta parte del presupuesto de la perrera y sus instalaciones disponen de calefacción. Y Yolanda Valbuena, de la protectora Altarriba, que gestionó el centro en 2003, duda del presupuesto de 1,2 millones de euros porque ellos lo gestionaron con 200.000 euros.
El año pasado, la perrera registró 1.501 ingresos con este balance: 542 canes fueron devueltos a sus amos, 832 se dieron en adopción y 65 fueron sacrificados. "Exclusivamente, se aplica esa drástica medida a los que son muy agresivos, a los que pueden transmitir infecciones o padecen patologías graves", dice García, que asegura que los abandonos están estabilizados. Pero Mercedes Hernández, de la Liga, dice que esas cifras no reflejan la realidad porque la perrera no acepta canes llevados por particulares, por lo que acaban desviados a las protectoras. "Estamos desbordados. Recibimos 100 peticiones diarias de personas que queren renunciar a sus mascotas", asegura. Los grupos animalistas preparan protestas por el freno al centro de la Oreneta, con carteles por las "falsas promesas" de Jordi Portabella, de ERC. "El llevó en una manifestación la pancarta a favor del nuevo CAAC", recuerda Leonardo Anselmi, de Libera!

Las instalaciones 30 años obsoletas

Hacinamiento, violación constante de los principios básicos de la territorialidad (algo muy importante en los canes). Reclusión prolongada, frio, humedad, suciedad, resbalones, precariedad en la seguridad de los recintos, ausencia total de confort y de sentimiento de protección son en resumen las circunstancias que rodean a los abandonados, maltratados y desafortunados animales que llegan a las instalaciones municipales:
En detalle:
( en la foto contigua jaulas de pared en desuso desde el año 2000)
- Las jaulas (o boxes) donde permanecen encerrados los animales son pequeñas, frías, y a pesar de ser regadas con agua a presión (normalmente con los animales dentro), suelen estar alfombradas por heces y orina. Aunque supongan un techo, las paredes no permiten una temperatura de confort y menos en las condiciones especiales de la ladera de la montaña de Collserola (una media en invierno de 6-8º C. con una humedad relativa que supera el 70%). No es extraño encontrar capas de hielo en los boxes y en los accesos. Los cubículos de descanso presentan los perfiles roídos y carecen de elementos textiles o aislantes que los hagan cómodos o cálidos. Cuando los voluntarios los proveen, éstos quedan inutilizados al empaparse y en pocas horas los animales vuelven a tener que sufrir el frío cemento. Las jaulas cuentan con un número pero no con los nombres de los perros. Aquí los animales ni si quiera tienen nombre y si lo tienen lo saben unos pocos que suelen ser quien se lo ha puesto. La desinformación sobre las características de los canes es total. No hay manera de saber el grado de sociabilidad de cada perro con respecto a sus congéneres o con respecto a los humanos. Sacarlos de las jaulas para proporcionarles un breve paseo resulta una aventura no exenta de riesgo para el voluntario y para el animal. Las puertas metálicas deformadas por las inclemencias del tiempo o los esfuerzos de los animales angustiados se remiendan aumentando los elementos cortantes.
- Existen cuatro zonas de jaulas: una línea frontal que da al Este, en las que se acumulan hasta media docena de perros. Una zona posterior más aislada que da al Oeste, en la que los ingresados tienen menos estímulos. Y la más grande, en la que las jaulas se suceden consecutivamente y enfrentadas creando dos pasillos estrechísimos en los que la deambulación de los animales resulta altamente estresante. Los perros que permanecen en la jaula y los que recorren esa estrecha franja necesariamente se desafían con agresividad pues supone una grave y recíproca violación del territorio. Perros potencialmente peligrosos comparten zona con canes atemorizados o de naturaleza sumisa que ven acrecentados sus temores. Las jaulas pequeñas, las más numerosas albergan canes de diversos tamaños. Las grandes son escasas aunque son los perros de mayor tamaño los que sufren mayor porcentaje de abandonos. La sobreocupación es la tónica general, el hacinamiento es la norma, pero las consecuencias no son pocas siempre en detrimento de la salud de los animales, los voluntarios y los trabajadores.
- El patio, donde algunos pocos animales pueden estirar las patas, es muy pequeño y está delimitado en algunos lados por placas de plástico ondulado de afilado perfil que los perros más ansiosos insisten en roer. Las mallas metálicas recluyen al animal pero son franqueables en su límite inferior y superior sobre todo en situación de estrés.
- Los utensilios para el paseo, por su escasez o mal estado, suelen ser proveídos altruistamente por los voluntarios. Un armario desordenado en la central de admisiones recoge piezas desvencijadas e inútiles. Los GPP, que son perros llamados potencialmente peligrosos, legalmente deben llevar bozales preventivos en sus paseos. Se hace difícil, cuando no imposible, encontrar elementos íntegros con los que cumplir la normativa.
- Se carece de una zona adecuada de higiene donde poder librar al animal de los nudos en el pelo, las uñas largas o la simple suciedad. Tampoco se cuenta con los productos, cepillos, tijeras, rasuradoras y material requerido. El mal aspecto de algunos de los internos redunda en su inadoptabilidad.
-Para bajar al paseo hay que descender por unas escaleras metálicas resbaladizas, cortantes en sus cantos y oxidadas. La vacunación contra el tétanos se hace imprescindible. Que el único acceso a las instalaciones sea éste, viola los más rudimentarios principios de la accesibilidad.
-La zona de asignación de perros cuenta con un agujero de medio metro tapado burdamente por una plancha metálica combada. El pavimento de toda el área es sumamente resbaladizo y al ser zona de tránsito de todos los animales suele aparecer minada por las heces y orinas que los canes no hayan hecho en sus propias jaulas o no puedan retener para minutos posteriores.
-Otro pequeño patio junto a las instalaciones administrativas cuenta con hueco suficiente para que escapen los perros, en principio se puede temer por la seguridad de los mas pequeños pero incumbe a perros de más de 40 centímetros de cruz. Su uso está restringido y no permite ser un desahogo habitual para el inabarcable objetivo de confortar a todos los internos. ( En la foto, la zona enfocada es un agujero en la malla por el que pueden escapar y caer los animales)
-La obligación de recoger las heces de los canes es de difícil cumplimiento por carecer de bolsas recolectoras y contenedores donde depositarlas una vez usadas. Tampoco ayuda la naturaleza líquida de muchas de ellas.
-El espacio de paseo es público, abierto al tránsito rodado, con lo cual hay que apartarse constantemente por vehículos que constantemente lo recorren, algunos a altas velocidades. La unidireccionalidad del recorrido provoca cruces frontales de los perros que van, con los que vienen con su correspondiente pico de tensión. El sobreesfuerzo que tienen que realizar los voluntarios para prevenir los envites redunda en la limitación de su eficacia y disponibilidad.
- No hay espacios sombreados donde sentarse y descansar, atendiendo al animal individualmente por unos minutos. No hay espacios de asueto controlado que permita liberarles por momentos de elementos que restringen su libertad.
-Cuando llueve los perros no salen, por que mojarse podría ser causa de enfermedad para ellos. Se carece de espacio cubierto de ejercitación, juego y paseo. En estas latitudes las lluvias suelen sucederse varios días consecutivos. No hay ningún lugar resguardado donde los voluntarios puedan compensar con juegos y actividad la falta de paseo.
- La disponibilidad de una única salida del área de perros provoca: acercamientos peligrosos entre canes cuando se produce la máxima afluencia de voluntarios. La acumulación de deposiciones por la natural incontinencia de los perros una vez liberados de las rejas (en su defecto el suelo permanece mojado o con el obstáculo de las mangueras de riego), momentos de máxima tensión complicados cuando hay visitas inexpertas que entorpecen el acceso. No digamos cuando hay menores visitantes.

No es extraño que los padres lleven a sus hijos o a elegir un perro o a que vean qué es la "perrera". El lamentable espectáculo además de emocionante indigesto y potencialmente traumático, físicamente también es peligroso pues los tirones y los empujones son habituales en los ansiosos perros, sobretodo en los más grandes. No existe una edad mínima para acceder al centro. Resulta alarmante ver bebés de meses en brazos de sus progenitores visitando el lugar como si fuese una Avenida.