miércoles, 24 de marzo de 2010

"Microbi": ¿otra víctima de la desidia?

Éste era "Microbi". Aunque su estancia en el CAAC fue relativamente breve, no pasó desapercibido. Su gran tamaño y enorme fuerza solo se podían igualar a su docilidad y carácter afable. Su estancia fue corta, pero su vida por desgracia también lo ha sido.

Fue adoptado por una persona, que si hemos de creer las distintas versiones recibidas, desde un primer momento manifestó claramente al CAAC que la finalidad para que necesitaba el perro era "para vigilar una obra". Dado que no tenemos pruebas fehacientes e incontestables del hecho, no podemos afirmar con rotundidad si desde el principio se sabía que el perro iba a ser destinado a ese fin. Lo cierto es que, e insistimos, según diversos testimonios el perro al parecer estaba continuamente atado a un palo con una cuerda, vigilando una obra. Se escapó un vez y fue "recuperado", y todavía con la cuerda rota al cuello fue devuelto al "adoptante". A pesar de que alguna persona voluntaria hizo saber la situación a responsables del CAAC, y pidió con insistencia que desde el centro se hiciera un seguimiento de las condiciones en que se encontraba el animal, nadie movió un dedo y solo se dieron largas y excusas.
Después de escaparse de nuevo, "Microbi" (al que el nuevo "dueño" tuvo la ocurrencia de rebautizar como "Farruquito") fue atropellado en la carretera, sufriendo heridas irreparables que provocaron que tuviera que ser sacrificado finalmente en la Autònoma. Acerca de hechos de este tipo siempre es difícil afirmar con exactitud como sucedió todo: no hay fotos, no hay imágenes ni grabaciones, no hay pruebas... solo "testimonios". Los voluntarios del CAAC, al no ser legalmente dueños ni "parte implicada" tampoco tenemos base para denunciar con contundencia. Pero un hecho es incuestionable: el animal está muerto, y esa muerte se podía haber evitado. En primer lugar, con unos criterios a la hora de aceptar adoptantes con un mínimo de rigor, en los que se valorase realmente la idoneidad o no de la persona y si el animal contará con las atenciones adecuadas. Y en segundo lugar, haciendo un seguimiento real y efectivo a los animales y a las personas adoptantes durante los primeros meses, no con ánimo fiscalizador sino ofreciendo un acompañamiento y asesoramiento totalmente necesario (y que no olvidemos, ofrecen muchísimas otras protectoras y centros de acogida).
Pero claro, como en el CAAC hace cuatro meses que no hay director (y parece que va para largo), aquí nadie toma decisiones, nadie asume responsabilidades ni vela por el bienestar de los animales...
Suma y sigue, otra muerte más en la indigna lista del CAAC.