lunes, 11 de octubre de 2010

Alegría en la casa del pobre (I)

El comienzo de las obras en el CAAC ha supuesto que los perros hayan tenido que ser "realojados" en otros centros hasta que acaben las mismas. Tras las dudas iniciales, se ha producido la curiosa paradoja de que de todos los centros en que actualmente se encuentran distribuidos de forma temporal los animales de la perrera de Barcelona (CAAC en Collserola, Mas Codinachs en Vic, HelpGuau en Argentona y Cal Txiky en Calella) el CAAC es, con gran diferencia, el peor de todos.

Siempre puede esgrimirse el argumento de que "hay otras perreras en el resto de España que están muchísimo peor", pero la situación de la de Barcelona durante todos estos años clama al cielo. Si sólo existiera el CAAC se podría llegar a pensar que realmente no es posible hacer las cosas de otra manera (y desde la ASPB llevan años insisitiendo en esa teoría), pero por suerte tenemos la oportunidad de movernos y ver otras instalaciones, otras protectoras y centros de acogida y constatar de manera fehaciente que sí, es posible hacer las cosas mucho mejor cuando existe la voluntad de hacerlo.

A pesar del inconveniente que supone la distancia a recorrer hasta los centros, el voluntariado continúa al pie del cañón. Dado que no se suman nuevas incorporaciones, las personas no pueden multiplicarse y hay que dividirse para llegar a los cuatro centros, se resta capacidad de actuación al voluntariado. La escasez de medios se intenta contrarrestar con optimismo, dedicación y esfuerzo añadido por parte de las pocas personas voluntarias realmente implicadas y activas. Pero cuando a pesar de todo parecía que podían conseguirse unas condiciones aceptables para los animales "exiliados", un jarro de agua fría nos llega desde Vic. Hasta nueva orden y de manera unilateral, la responsable del centro ha decidido que los animales ya no salen más a pasear, que como mucho una vuelta por los patios y punto. Decisión unilateral y al parecer irrevocable, un "ordeno y mando" porque yo lo valgo que no ha parecido tener réplica desde el CAAC. Haciendo alarde de ingenuidad podría pensarse que ya que el CAAC es el "cliente" y por tanto quien paga la estancia en unas instalaciones que al fin y al cabo son una extensión temporal del centro de Collserola, debería tener algo de voz y voto en las decisiones referentes al bienestar de los animales. Bienestar que incluye la socialización y actividad física y mental que proporciona un paseo.

En condiciones normales, se podría haber esperado que desde el CAAC se hubiera intercedido tanto en favor del voluntariado como sobre todo de los animales, pero en primer lugar el voluntariado no tiene un interlocutor válido ni creíble, ni nadie que dé la cara por él, y respecto a las condiciones idóneas en que debe encontrarse un animal, parece que hay concordancia de criterios entre la responsable de Mas Codinachs y quien quiera que sea que tome las decisiones en el CAAC (todavía sin directora... o director): los perros, cuanto más tiempo estén encerrados en una jaula, mejor.