martes, 19 de octubre de 2010

El voluntariado, en caída libre

Sin perder nunca de vista que los protagonistas absolutos de cualquier mejora o reivindicación en el CAAC deben ser siempre los animales, no puede ni debe dejarse de lado la realidad cotidiana de aquellas personas que también participan activamente en la actividad cotidiana del CAAC realizando labores de voluntariado.
Al margen de consideraciones y opiniones personales o artículos aparecidos en medios de comunicación, centrémonos en las cifras que el mismo responsable del Programa del Voluntariat expone públicamente. Desde luego, no tienen desperdicio. Vayamos por partes:

- En abril de 2010 llegaron a haber 823 personas voluntarias... apuntadas. En ese momento se consideraban activas 169. Ahora en serio, por favor ¿alguien puede explicarnos qué clase de labor desempeñan 654 voluntarios "inactivos", es decir , que no vienen nunca? ¿Qué sentido puede tener ese tipo de estadística si no es otro que maquillar la realidad?

- Esta situación absurda ya ha sido denunciada repetidas veces desde este blog, y parece que por lo menos sirvió para que en mayo se revisaran los números y de repente pasáramos a 468. Cifra que sigue siendo irreal, ya que recoge simplemente las incorporaciones de personas que se han apuntado aunque sólo vengan un día. Y claro, como no se da de baja a nadie hasta que no esté un año sin venir (o más) pues venga, a seguir engordando las cifras para intentar justificar un programa que no funciona.

- Otro aspecto absurdo y que ayuda a maquillar la realidad: se considera "voluntariado activo" a toda persona que venga aunque solo sea una vez al mes. Eso incluye a los asistentes a las charlas informativas o aquellas personas que vienen una vez, y cuando ven como están las cosas, no vuelven nunca más (olvidándose de darse de baja por el camino).

- Aún así, a pesar de intentar disimular la realidad cotidiana y de que probablemente las cifras oficiales de días en los que quedan perros sin pasear no resistirían una auditoría o examen riguroso (las hojas de control "desaparecen" de los tablones los días que han quedado jaulas sin salir y hay que creerse por ejemplo que en septiembre solo quedaron perros por salir 3 días), no puede negarse más lo que es evidente:
Junio, 501 personas apuntadas, 168 activas.
Julio, 508 apuntadas, 140 activas.
Agosto, 557 apuntadas, 129 activas.
Septiembre, 579 apuntadas, 120 activas...
Paradójicamente, el número de voluntarios activos va disminuyendo cada vez más mientras el de personas apuntadas aumenta sin cesar. ¿Cómo puede ser? ¿A mayor número de incorporaciones menos personas voluntarias? Ahí están las cifras, si alguien lo entiende que nos lo explique.

- Alrededor de un 20% de las personas voluntarias son las que realmente están comprometidas, vienen regularmente (de 6 a 15 días al mes), conocen a los animales y tienen experiencia. Eso traducido a cifras nos habla de unas 15 -como mucho 20- personas. Siempre las mismas, algunas desde hace años, que vienen haga frio, calor o lluvia. Pero ese compromiso acarrea también cansancio, stress y fatiga tanto física como mental. En los momentos en que precisamente hay menos personas, las que vienen tienen que multiplicarse y forzar la máquina para dar abasto. La dispersión de los animales en cuatro centros distintos, los horarios absurdos e irracionales y las distancias a recorrer no hacen más que agravar la situación.

- Probablemente el responsable designado por la empresa ubicada en Vallirana 69 esté bastante tranquilo: ya se está buscando otras actividades en otros lugares simultaneando su (in)actividad en el CAAC (ahora se entiende por qué se le ve tan poco por Collserola). No diremos el nombre de la prestigiosa protectora que ha cometido la imprudencia de creer adecuada su contratación, solo esperamos que no tengan que acabar lamentándolo tanto como se está lamentando en el CAAC por parte de trabajadores y voluntariado.

- En teoría, las funciones del voluntariado son simples y claras, y por tanto también debería serlo la gestión del mismo. Un objetivo sencillo debería cumplirse: garantizar un número adecuado de personas para permitir el paseo y socialización de perros y gatos del CAAC. Pues bien, desde la creación del Programa del Voluntariat, ese objetivo a priori tan sencillo no se ha cumplido jamás. Y parece difícil conseguir que el voluntariado cumpla con su función si actualmente, incluso algunos días de los fines de semana tan solo se puede contar con 4 personas a la vez.

- Los protocolos aprobados son papel mojado y se incumplen sistemáticamente. Las figuras del "voluntariado supervisor " o "voluntariado coordinador" no han existido nunca, ni existen. El voluntariado no dispone de un espacio propio en el que poder dejar sus efectos personales ni poder cambiarse de ropa. Conseguir la devolución del dinero gastado en desplazamientos al CAAC es misión prácticamente imposible. El supuesto seguro que debe cubrir a personas voluntarias que sufran algún percance es un misterio que nadie parece conocer. No hay formación ni útil, ni continuada, ni de ningún tipo. Y si no hay formación, mucho menos información al voluntariado, que debe enterarse de las novedades por el sistema boca-oreja.

(La "zona de Voluntarios", todo lujo y glamour)

- La situación actual habla por si misma: las cifras de participación del voluntariado son más bajas que nunca. No sólo en números totales (¡ojalá fueran ciertas esas 120 personas!, sería un sueño hecho realidad) sino también en porcentajes. Antes por lo menos algunas personas venían más de 16 días al mes, ahora ese 0% del mes de septiembre refleja el cero rotundo y patatero que hay que poner a la gestión del voluntariado que está llevando a cabo el responsable del empresa Tasca S.L. en el CAAC.

El voluntariado en la perrera de Barcelona parece embarcado en un avión cayendo en barrena, con el problema añadido de que el piloto no sabe pilotar y además tiene vocación de kamikaze.