miércoles, 9 de junio de 2010

Huelga en catalán se dice "vaga"

El 8 de junio los funcionarios decidieron ir a la huelga. Es un derecho totalmente legítimo, pero se rige por una serie de normas. Una de ellas se llama "servicios mínimos", que debe garantizar por ejemplo que si los que están en huelga son funcionarios las instituciones públicas sigan funcionando. La huelga de funcionarios se ha desarrollado con bastante normalidad en todo el país... ¿todo? No, una pequeña aldea llamada CAAC de Barcelona se resiste ahora y siempre a entrar dentro de los cauces de la lógica, la normalidad y la legalidad.


Al parecer los/as voluntarios/as debemos habernos convertido de repente también funcionarios (nadie nos ha informado de tal cambio), ya que el día 8 se nos prohibió el acceso a las instalaciones, por lo que nos resultó imposible llevar a cabo nuestro cometido. Los perros no entienden de huelgas, funcionariados ni reivindicaciones. Solo saben que ese día no salieron de sus jaulas (que tampoco debieron ser limpiadas, cosas de la huelga) y para colmo al día siguiente llueve (por lo que tampoco pueden salir).

Ningún otro centro oficial cerró 100% sus puertas (ese es el sentido de los servicios mínimos), solo el CAAC echó el candado para público y voluntarios. No vamos a pecar de ingenuos ahora, somos conscientes de que en el CAAC el voluntariado se desprecia, se infravalora y se percibe más como un incordio que otra cosa. Ya hace mucho tiempo que no esperamos ningún gesto de aprecio o reconocimiento por parte de la Agència de Salut Pública, pero por lo menos podrían tener el pequeño detalle de no escupirnos en la cara (metafóricamente hablando claro, todavía no nos consta que se haya producido tal cosa en la realidad, pero al paso que vamos...).

¿Quién toma la decisión de cerrar a cal y canto un centro público? ¿El "director"? ¿Qué director? En el CAAC no hay director desde enero, ¿quién asume la responsabilidad sobre este tipo de decisiones? ¿Se ha convertido el CAAC en una cooperativa autogestionada, una dictadura, una república bananera, una casa de okupas, ... qué?

Mientras tanto, quienes sufren las consecuencias de tanta incompetencia y tanto desastre siguen siendo los perros y gatos, víctimas inocentes de un doble abandono: por parte de unos dueños irresponsables y por parte de una administración torpe e incapaz.