Mientras se vea al voluntariado y a los animales abandonados como una molestia en lugar de una oportunidad aquí no cambiará nada. Dejaremos que siga perdiéndose todo lo que es beneficioso del contacto entre unos y otros, mientras los que allí trabajan sólo pueden tener la satisfacción de su sueldo y la amargura del conflicto.
Decenas de perros y docenas de voluntarios pueden constituir un armonioso conjunto de bienestar.
¿ Por qué nadie imagina algo así en el CAAC?
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