viernes, 21 de octubre de 2011

QUERIDO LUISMA


Sigues aquí, Luisma, en nuestros corazones y en nuestras mentes,
con tus ojos hermosos y tu mirada limpia.
Tu alma de ángel rebosa bondad y ternura;
tanta bondad y ternura llevabas en tu interior
que ya no cabían en esta vida.
Tu alma y la mía ya se conocen,
Tu alma sabia y serena, siempre paciente.
Enséñame, Luisma, ese camino de sabiduría y bondad,
el que has seguido siempre, el que sigues ahora.
Porque cuando dos almas se cruzan, es ya para siempre,
No hay marcha atrás.
Has dejado a tu dueña con un vacío profundo.
A quienes te hemos querido nos estarás esperando algún día
a las puertas del cielo,
con tu entrañable mirada que parece sonreír.
Y sé que nos sonríes ahora mientras meneas la cola…
¡Hasta siempre, Luisma!

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