Me explico. Las adopciones de animales son, en su gran mayoría, de individuos de menos de 4 años. Casi todos los adoptantes llegan con la idea de llevarse un cachorrito o un gatito a casa y muchos, si no lo encuentran, simplemente se van con las manos vacías.
Los animales de pocos meses son preciosos, sí, muy graciosos, sí, un encanto sí, pero…
Un perro o un gato adulto no se come los zapatos, ni agujerea los calcetines, ni se hace pipi en cualquier sitio, ni llora toda la noche si no estás a su lado. Un animal adulto es igualmente un buen alumno, tiene ya sus hábitos, es cierto, pero cuando llega a un nuevo hogar está deseoso por adaptarse, por tanto es plenamente moldeable y está abierto de mente y corazón a los usos del lugar. Un cachorro no es tan consciente de que le ha “tocado la lotería” como lo es un animal adulto, éstos son infinitamente más agradecidos y se enamoran locamente de su nueva familia.
Las protectoras y las perreras están abarrotadas de animales que superan los 4 años y casi nadie los quiere por considerarles ya mayores. No son mayores, son adultos y merecen una oportunidad como todos los demás. Son animales que, siendo felices, pueden vivir muchos años. Son tranquilos, calmados y no necesitan paseos tan largos, normalmente andan al lado de su amo con toda la diligencia del mundo. Duermen mucho y son muy dóciles y pacientes con los niños.
Estas Navidades, como muchas otras, se regalarán miles de cachorros y gatitos, muchos de los cuales cuando crezcan serán abandonados, recogidos por la urbana y llevados a las perreras y a las protectoras. Algunos, con suerte, serán rescatados y encontrarán una nueva casa, muchos otros verán pasar los días detrás de cuatro barrotes deseando no envejecer porque con el tiempo se reducen sus opciones de ser felices de nuevo siendo así condenados a malvivir hasta su muerte.
Con ojos llorosos imploran a los visitantes que les salven, que se fijen en ellos, mientras prometen en silencio “seré bueno”. Son buenos, buenísimos, y enriquecen enormemente a sus nuevas familias. ¡Por favor, démosles una oportunidad porque lo merecen!
Por 3R
Un perro o un gato adulto no se come los zapatos, ni agujerea los calcetines, ni se hace pipi en cualquier sitio, ni llora toda la noche si no estás a su lado. Un animal adulto es igualmente un buen alumno, tiene ya sus hábitos, es cierto, pero cuando llega a un nuevo hogar está deseoso por adaptarse, por tanto es plenamente moldeable y está abierto de mente y corazón a los usos del lugar. Un cachorro no es tan consciente de que le ha “tocado la lotería” como lo es un animal adulto, éstos son infinitamente más agradecidos y se enamoran locamente de su nueva familia.
Las protectoras y las perreras están abarrotadas de animales que superan los 4 años y casi nadie los quiere por considerarles ya mayores. No son mayores, son adultos y merecen una oportunidad como todos los demás. Son animales que, siendo felices, pueden vivir muchos años. Son tranquilos, calmados y no necesitan paseos tan largos, normalmente andan al lado de su amo con toda la diligencia del mundo. Duermen mucho y son muy dóciles y pacientes con los niños.
Estas Navidades, como muchas otras, se regalarán miles de cachorros y gatitos, muchos de los cuales cuando crezcan serán abandonados, recogidos por la urbana y llevados a las perreras y a las protectoras. Algunos, con suerte, serán rescatados y encontrarán una nueva casa, muchos otros verán pasar los días detrás de cuatro barrotes deseando no envejecer porque con el tiempo se reducen sus opciones de ser felices de nuevo siendo así condenados a malvivir hasta su muerte.
Con ojos llorosos imploran a los visitantes que les salven, que se fijen en ellos, mientras prometen en silencio “seré bueno”. Son buenos, buenísimos, y enriquecen enormemente a sus nuevas familias. ¡Por favor, démosles una oportunidad porque lo merecen!
Por 3R
Tengo una duda y no sé dónde escribir.
ResponderEliminar¿Qué clase de Leishmania tiene el perro de la jaula 43? ¿Qué tratamiento está recibiendo? ¿Es adoptable? ¿Sabéis algo de su carácter?
Un millón de gracias.
PD: Los perros adultos saben que han salido del infierno y, por tanto, lo agradecen muchísimo. Son educados y limpios, saben comportarse y han perdido el carácter destructor.
Los perros adultos ya han desarrollado su verdadero carácter, sabes si son nerviosos/tranquilos, sociables, dominantes/sumisos y eso es una gran ventaja. Al fin y al cabo, los cachorros van a crecer. Criar un cachorro llega a ser frustrante (pipís, zapatos masticables,...) y es una responsabilidad; no todo el mundo está capacitado para hacerlo correctamente. Sobretodo si no se tiene experiencia.
Los adultos también saben querer, merecen su oportunidad.
Un saludo, luchadores.
No sabemos que clase de Leishmania tiene Trisky o Peter. Como hemos denunciado mil veces, la información no es algo que parece que merezcamos los que nos preocupamos por los colegas. Cuando tienes dificultades para que hagan caso a un compañero que necesita atención por conjuntivitis, por heridas, por infección urinaria, por deposiciones extrañas ya no osas en preguntar demasiado. Hay dos auxiliares veterinarias que son una bendición y ellas si que te atienden cuando la faena les deja que no es a menudo.
ResponderEliminarOimos que el inquilino de la 43 tuvo un problema de coagulación, por las plaquetas y eso, pero no podemos asegurar nada. Está mejor, va haciendo. Un amigo suyo, Jorge, no acaba de verlo al 100%. Lo que si podemos asegurar es que es un muy buen perro, muy noble, muy para sus adentros pero inteligente. Le encanta bajar al patio, esconderse tras una caseta, jugar con algo, especialmente una pelota de tenis. Luego un paseo para estirar las piernas y si está contento te puede hasta insinuar un beso. Un tipo noble por eso le pega mas Peter que Trisky. Ha estado fastidiadillo pero va encontrando su equilibrio y en una casa, bien comido estaría mucho mejor.