
Invitar al silencio, mediante subterfugios, a los testigos incómodos de la mala gestión del CAAC es como mínimo una torpeza y como máximo un atentado a una estructura como la democracia que, aún siendo mejorable, es la única legítima en los países civilizados. Si se hace necesario recordar que la libertad es un derecho humano fundamental e inalienable, entendemos mucho mejor por que los perros y gatos del CAAC están lejos de contar con la oportunidades de bienestar que merecen.
Declaración Universal de los Derechos humanos
Adoptada y proclamada por la Resolución de la Asamblea General de la ONU 217 A (III) del 10 de diciembre de 1948.
Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.
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