lunes, 22 de marzo de 2010

No odiamos las comparaciones sino la desidia

Hace gracia con el paso del invierno crudo que han sufrido los animalillos del CAAC recordar el artículo que el periodista Lluis Sierra publicó sobre la demanda de calefaccion para los reclusos del CAAC.

http://www.lavanguardia.es/ciudadanos/noticias/20091207/53839004290/los-voluntarios-piden-mas-calefaccion-en-la-perrera-municipal-medio-ambiente-collserola-imma-mayol-b.html

Tendenciosamente, el titular rezaba que se pide "más calefación" como si esta existiera. Como si de un lujo asiático o del capricho de unos locos ociosos se tratase, se pedía sin éxito algo de lo que ya gozan hace años los animales de la LLiga Protectora d'Animals i Plantes de Barcelona, en Guarda Antón.
Otro agravio que sufren los pobres que acaban en manos del CAAC es el de que su precio es inferior al de las protectoras privadas, como dando a entender que su valor también lo es. Por 30 misérrimos euros puedes llevarte un animal para lo que quieras (desgraciadamente hay antecedentes de usos lamentables e ilegales que implican el maltrato del animal). Si abaratar el coste del animal es promocionarlo se está dando una impresión equívoca a los ciudadanos que se contradice con una obligación de tenencia responsable. Si una persona no puede pagar más de 100 euros por una mascota es que no puede satisfacer las abultadas facturas que los veterinarios privados exigen ante las dificultades de salud gatunas y perrunas, y no puede responsabilizarse de un animal . Además resulta una competencia desleal hacia los colectivos altruistas que fundan protectoras sin más obligación que la moral. El OFERTÓN se lo deberiamos dejar a los supermercados no a los centros que gestionan adopciones animales!!!.

Con mucho más amor y dedicación que en un centro municipal como se demostró cuando tras la gran nevada los animales de Guarda Antón pudieron salir a jugar con la nieve mientras los del CAAC permanecían encerrados en sus jaulas sin voluntarios que les pudieran rescatar unos minutos hasta el miércoles. De domingo a miércoles sin salir del CAAC porque las inclemencias y algo peor lo impidió. Mientras los animales de la Lliga eran fotografiados como niños juguetones con la magia de la novedad, los del CAAC pasaron casi 100 horas de soledad, frio, desconcierto y nervios.
¿Es exagerado pedir que se pongan manos a la obra para que sea el último invierno así?

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