martes, 25 de octubre de 2011

Charcos



 Bienvenidos a mi "piscina"...


¿Habéis probado alguna vez a vivir encima de un charco de agua?

Se moja todo; bueno, todo lo que hay: se moja el pienso, se moja la manta (cuando la hay), se mojan las cacas y se forma un pastiche maloliente.
A mí personalmente lo que más me incomoda es que se me mojen las patas, porque la humedad va penetrando a través de la piel y de las almohadillas, y se infiltra sin piedad hasta los huesos. Una vez se encuentra bien instalada en los huesos, allí se queda. Y de allí no hay quien la saque, por lo menos hasta que no vuelve a llegar una primavera soleada y radiante. Eso supone unos cuantos meses de humedad-okupa instalada sin remedio en la osamenta -¿sin remedio?-.

Estamos todavía en octubre. Empiezan a llegar las lluvias y pronto llegará también el frío. Debo ser algo sensible porque yo ya noto la humedad, la terrible humedad que penetra, se infiltra, se escampa y se apoltrona. Este año todavía no la tengo metida en los huesos, pero ya está empezando a entrar en mi cuerpecito cansado y no tardará en alcanzar su meta.  A menos, claro, que a alguien se le ocurra secar el charco que hay cada día en mi jaula. No creo yo que sea una tarea tan compleja que requiera ningún máster.

¡Y ahora, para colmo, está empezando a llover!
                                   
GUS


1 comentario:

  1. Gus ha tenido suerte y no tendrá que aguantar más jaulas mojadas: ha sido adoptado. Otros no tienen tanta suerte.

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