miércoles, 9 de diciembre de 2009

Malos humos y manos en los bolsillos






















Es muy difícil conseguir una imagen de la entrada del CAAC sin fumadores dándole trabajo al cenicero y a la lengua. El punto de encuentro de trabajadores y visitantes ha merecido la inversión de una cierta cantidad en un toldo que privase de la insolación a las muchas personas que permanecen allí mucho más de lo aconsejable. Una de las pocas inversiones realizadas en 20 años, pero de las más amortizadas.
Apoyados en la barra metálica muchos dejan caer los minutos, y a veces las horas, sordos a los requerimientos de los perros y de sus obligaciones . No sólo aquí, si no en todos los rincones, se consumen los cigarrillos, los puritos o los purazos, incluso en esos extraños momentos en los que se realizan tareas. Es tal vez el cigarrillo lo que impide cumplir los protocolos y no mojar a los animales o facilitar unas mantas o... Porque la dependencia nicotínica deja poco tiempo libre para trabajar y ocupa al menos una mano. Unos empleados han de compensar con su esfuerzo lo que otros consumen en desidia y en pulmones.
Pero siendo un organismo administrativo y además dependiendo de la Agencia de Salud Pública de Barcelona, ¿cómo es que no solo está permitido fumar, si no que se ejerce ese derecho con insistencia, reiteración y a costa de la realización de las tareas cotidianas?¿O es que no está permitido?. Si no está permitido y las colillas se acumulan a docenas, ¿es que hay una dejación palmaria de la responsablidad en el cumplimiento de las normas, consentida por responsables de aquí, de Lesseps y de la Oficina del Animal?. Si la bienvenida a los visitantes y voluntarios es una colección de señores de verde fumando como turcos delante del cartel de prohibido fumar ¿Qué no se conculcará en rincones y tareas más restringidas?

Fumar es malo y además de en la salud repercute en el contribuyente que paga las nóminas de quien ocupa su tiempo en obturar sus pulmones y arterias en lugar de dedicarlos a hacer bien las cosas por los animales, por los compañeros y/o por sí mismos.

Ni creemos que a algunos empleados sin fumar les diese por currar. Esos que se saben intocables o imitan como monigotes las malas costumbres de los viejos. Nos apetece imaginarnos a algunos en pleno síndrome de abstinencia, por que si complaciendo como locos su pulsión oral tienen tan mala gaita y disposición. ¿Como serán si se ajustan a la apropiada normativa?.
Pero es que duele asirtir al festival de la dejación que empieza por quien no sanciona al que se salta las normas y acaba por el sufrimiento de las criaturas que deben soportar tanta mala gana.

http://www.gencat.cat/salut/depsalut/swf/el%20fum%20del%20tabac%2030seg.swf



1 comentario:

  1. será el único lugar de trabajo en toda la ciudad donde los empleados pueden fumar por doquier, especialmente cuando están limpiando las jaulas

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