miércoles, 9 de diciembre de 2009

Para los que no entienden

En las apariciones públicas que reivindican los derechos y el bienestar animal deben encontrarse con mucha oposición burda y desagradable (aunque no desalentadora). Los foros, parece, que sólo atraen a los que tienen mucha basura que tirar. Los que están de acuerdo con los principios de defensa callan sin creer necesario su apoyo.

Argumentos sobre que la atención la merecen los niños de África, que los chuchos ensucian y molestan (no entienden que eso es lo que hacen los amos inadecuados) o que sólo los tarados se ocupan de los perros, abundan en la red. Bien sea comentando noticias, programas de tele o de radio. Los cultivadores de estulticia encuentran en ciertos casilleros de comentarios el suelo fértil para compartir y multiplicar heces más tóxicas que los restos orgánicos de la digestión animal. Luego están los que usan las imágenes de los perros para provocar emociones de paso cebra, lagrimilla de kleeneex de todo a cien y con las entradas, los derechos y el merchandising pasan de la realidad animal como de la ética o el compromiso moral.

Son muchas las películas de Hollywood y los libros que hacen de un perro su protagonista. La imagen del famoso con perro vende y son muchos los dispuestos a comprar. Recientemente se ha estrenado "Siempre a tu lado" con Richard Gere y un maravilloso can que hace las veces de Hachiko.

A Continuación recogemos la verdadera historia que explica ésta, y su película original japonesa. Probablemente no lograremos hacer entender nada a la gente que el dolor y el sinsentido lo transforma en exabruptos. Gente a los que enriquecería saber que cuidar de los animales no es incompatible con la solidaridad hacia los humanos de África o de cualquier continente, que las mascotas son terapéuticas y cardioprotectoras como demuestran decenas de artículos científicos y que los que amamos los animales tenemos tantas taras como los demás pero no la de la falta de emotividad:




"Siempre a tu lado. Hachiko (2009)"Hachikō, a veces conocido en japonés como ハチ (Hachikō, el perro fiel), era un perro de raza Akita nacido en noviembre de 1923 en la ciudad de Odate (Prefectura de Akita, Japón). En 1924 fue trasladado a Tokio por su amo, Eisaburō Ueno, un profesor ...del departamento de agricultura de la Universidad de Tokio. Desde la Prefectura de Akita hasta la estación de Shibuya viajó durante dos días en tren, en una caja. Cuando lo fueron a retirar sirvientes del profesor, estos creyeron que el perro estaba muerto.Sin embargo, cuando llegaron a la casa, el profesor le acercó al perro un vaso con leche, y éste se reanimó. El profesor lo recogió en su regazo y notó que las piernas delanteras estaban levemente desviadas, por lo que decidió llamarlo Hachi (ocho en japonés) por la similitud con el Kanji (letra japonesa) que sirve para representar al número ocho (ハ). En verdad el perro estaba destinado a la hija del profesor, quien prontamente abandonó la casa paterna al quedar embarazada y casarse para irse a vivir a la casa paterna de su esposo. Así, al comienzo, Hachi iba a ser regalado, pero el profesor pronto se encariñó con el perro al que adoraba enérgicamente.El perro lo saludaba cada día desde la puerta principal y lo despedía al final del día en la cercana estación de Shibuya. Incluso tras la muerte de Ueno en mayo de 1925, Hachikō volvió cada día a la estación a esperarle, y lo hizo durante los diez años que transcurrieron hasta su propia muerte.La devoción que Hachikō sentía hacia su amo fallecido conmovió a los que lo rodeaban, que lo apodaron el perro fiel. En abril de 1934, una estatua de bronce fue erigida en su honor en la estación de Shibuya, y el propio Hachikō estuvo presente el día que se presentó la estatua. La estatua fue reutilizada a causa de la Segunda Guerra Mundial, pero se erigió otra estatua en agosto de 1947, que aún permanece y es un lugar de encuentro extremadamente popular, tanto que en ocasiones la aglomeración de gente dificulta el encuentro.También hay una estatua similar en Odate, delante de la estación de Odate.Hachikō murió de filariasis en marzo de 1935. Sus restos disecados se encuentran en el Museo de Ciencias Naturales de Ueno (Tokio).


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aporta tu conocimiento!!!