jueves, 5 de noviembre de 2009

¿Gato por liebre? No: Papel por mascota

La lástima es que los papeles, los programas, los registros, las cifras y la falta absoluta de voluntad de mejoras reales pretenda ocupar el lugar de una cruda realidad que merece una cuidadosa atención. Como faltan voluntarios y tiempo, cotidianamente los gatos están solos y van reduciendo su capacidad de socialización. Los perros también sufren con paseos cortos o inexistentes tan desiguales como la precariedad del número y a veces de la calidad de los voluntarios que los sacan de las jaulas. No es lo mismo un voluntario experto y sereno que uno inexperto y alterado por tanta injusticia o por vete a saber qué, o arrogante y contaminado por falsos expertos televisivos. No es lo mismo un dominguero como denunciaba 3R, que un entregado paseador de GPP o una prestigitadora que exprime cada minuto de su tiempo confortando a los animales. Multiplicadoras de afectos y de paseos que metódicamente alivian a casi dos decenas de canes.
Según alguien con una fe ferrea en los papiros/registros -que ni tan solo controla totalmente por que no los rellena una única persona, ni los tutela, ni están solamente expuestos durante su errática jornada laboral- (¿o mentimos?) somos centenares de voluntarios. Claro que eso entra en contradicción con los mails del Técnico invitando a los voluntarios a subir por falta de personal. O sea, que igual constan muchos nombres, pero la realidad es que a pesar de contar con un "programa" financiado, las personas comprometidas, disponibles y capaces no son suficientes los días de diario. Los números fluctúan y lo único claro es que algunos perros salen dos veces y otros casi nunca. Para no entrar en la vorágine de las grandes cifras atendamos la cuestión de los gatos.
Se nos ha hecho llegar el dato de que, como los apóstoles, los gatos cuentan con 12 fans que han estampado en algún lugar su deseo de acompañarles en su reclusión. Loamos la intención, la sensibilidad y reconocemos la vital importancia del hecho, lástima que los días pasan y los gatos andan solos. Claro que debe haber algún rato que no, pero nos preguntamos ¿el suficiente?.
Doce voluntarios sobre un papel no son doce voluntarios jugando con los gatos. Doce voluntarios que se mantienen como tales por aparecer a firmar dos veces al mes (si lo hacen, a estas alturas reclamamos la confirmación notarial) no son suficientes para recordar a los gatos que los humanos "molan".
Nos vemos obligados a ponernos didácticos y recordar o señalar (según el caso) que:
1.-Firmar no es igual que realizar una actividad.
2.-Pasar dos minutos no es pasar 4 horas.
3.- Acudir 5 días por semana no es lo mismo que dos al mes (aunque entendemos los que las obligaciones les impiden subir más).
4.- Pasear un tercio de perro (se han podido ver tres personas acreditadas con un sólo ejemplar de 5 kilos) no es pasear 12. Sobretodo cuando hay poco tiempo y quedan perros por salir.
4.- Pasear un GPP (o una docena) no es tontear con un "chuchillo".
Aunque para el registro y el registrante del registro si lo es.
Cansa la gente que interesadamente cambia los papeles por las personas como si una representación fuese la realidad. De igual manera que el mapa no es el territorio. Insistir en los papeles como argumento es muy pobre porque lo que se piden son realidades. Simples mejoras palpables, no registros manipulables voluntaria o involuntariamente (valga la redundancia).
Si se insiste por ésta vía de cambiar papel por bienestar de mascota tendremos que exigir un notario que garantice la escrupulosa veracidad de los documentos, para que los voluntarios podamos dedicarnos simplemente a los animales y no nos hagamos cómplices, como hasta ahora, de una herramienta de manipulación. Habrá que exigir pruebas de peso sobre el número de personas que acuden a las actividades propuestas y en el caso de que las hayan, ¿Tendremos que exigir una muestra de su continuidad?. Los meses pasan, abundan las caras nuevas, pero se hace imposible integrarlas porque difícilmente repiten.
Unas hojas con números y nombres al fin y al cabo son papeles como muchos otros (promesas, planes, planos, proyectos, artículos científicos, protocolos y programas electorales) que se mojan y empapan como los perros con el manguerazo matutino o la lluvia.

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